El budismo en Japón

El budismo, fundado en la India, llegó a Japón en el siglo VI a través de China y Corea. A lo largo de los siglos, varias sectas tomaron arraigo.

La nueva religión mantuvo posturas incómodas con el sintoísmo, a pesa de que incorporó elementos comunes. El budismo perdió el apoyo oficial en 1868, pero floreció de nuevo tras la II Guerra mundial. Su compleja moralidad y sus creencias cosmológicas inpregnan la vida moderna, especialmente en el énfasis por el control mental del budismo zen.

La meditación es la piedra angular del budismo, ya que liberar la mente de pensamientos confusos lleva a la iluminación. En la meditación zen, hay momentos que se puede emplear una vara (keisaku) para golpear a los que pierden la concentración.